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Deseo de Alcanzar los Objetivos


Si tuviera que elegir de entre las muchas actitudes necesarias para ser más productivo cuál de todas ellas es la más importante, ésta sería por lejos “el deseo ferviente por alcanzar los objetivos”. Todas las actitudes son importantes, pero la motivación para alcanzar la meta es sin dudas aquella de la que menos podemos prescindir.

  

 

Cuando piensas en las actitudes necesarias para ser más productivo puedes considerar aspectos relacionados con la parte cotidiana del asunto, tales como la obsesión por cerrar temas pendientes, el rechazo visceral a la pérdida de tiempo y el tratar de mejorar permanentemente tu manera de trabajar entre otras. 

Pero de todas las actitudes que podemos enumerar, considero que la más importante por lejos es un "deseo ferviente por alcanzar los objetivos".

Puedes elaborar complejas metodologías de organización y sostener férreas disciplinas diarias, pero sin el impulso vital hacia la obtención de tus objetivos todas esas herramientas carecerán de la energía necesaria para ponerlas en marcha.

Podrás tener una gran visión, una excelente misión, y el más sólido plan. Sin las ganas de llegar a la meta, serán documentos huecos sin significado alguno.




Por supuesto es de suma importancia armonizar el conjunto. Por ejemplo, si le pones mucha voluntad a un trabajo, si siendo éste muy complejo no lo planificas bien estarás cayendo con mucha probabilidad en un esfuerzo estéril. Sin embargo, muchas veces la mera fuerza de voluntad logra alcanzar objetivos de una manera tal que una planificación y meticulosidad excesivas no pueden reemplazar.

Aquí volvemos a la vieja idea de ¿por qué te organizas? En el fondo lo que buscas es alcanzar tus metas, y de ser posible quitar del camino todo aquello que no esté alineado con ellas. Si tus metas y todo lo que generas como herramientas para alcanzarlas están hechas de manera inteligente, te motivarán lo suficiente para impulsar tus acciones y corregir cualquier error que puedas cometer en el camino, porque tendrás claro hacia donde vas y porqué. 

El desarrollar  metas lo suficientemente motivadoras es por obvia consecuencia una actividad de relevancia dentro de cualquier sistema de organización.

Podrías caer en la tentación de emparentar ésta actitud con la de “cumplir la tarea”. Se le parece bastante, especialmente cuando ésta coincide con la meta. Pero rara vez ocurre esto, porque por lo general las visiones que nos motivan suelen ser el resultado de proyectos que tienen un proceso más o menos elaborado para ser completados, mientras que las tareas son pasos intermedios que me tendrían que llevar una vez realizados al cumplimiento del objetivo.

Si la tarea que tienes que terminar está alineada con tu visión y misión, seguramente podrás poner tu empeño con mayor determinación. El deseo ferviente por alcanzar los objetivos te impulsará con fuerzas a completarla porque una vez hecha te habrá acercado un poco más a tu visión.

Si en cambio la tarea es una de esas que tienes que hacerla porque no te queda más remedio, ya sea por obligación o porque sencillamente no puedes decir que no, la actitud es más bien la de “sacarse el tema de encima cuanto antes”. Y no digo que no sea importante ésta última, pero no es la te hará sentir más productivo, sino todo lo contrario. Te dejará el sabor amargo de haber perdido el tiempo, porque tenías cosas más importantes que hacer.

En Resumen


Lo que en el fondo no debes perder de vista es que serás y te sentirás productivo si alcanzas tus objetivos en los tiempos previstos o incluso antes. Si todo lo que haces es trabajar sin parar sobre tareas que no te llevan hacia la meta, habrás hecho muchas cosas por cierto, pero al final del día no le importarán a nadie. Y peor aún, no te importarán a tí.

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